Me he quedado impactada con el caso de la adolescente holandesa Noa Pothoven, quien se hizo noticia los primeros días de junio por haber "solicitado" la eutanasia en Países Bajos. Finalmente falleció el 2 de junio en una cama de hospital que colocaron en la sala de su casa en Arnhem.
La chica de 17 años padecía estrés post traumático, anorexia y depresión al ser asaltada sexualmente en tres ocasiones. Se despidió de sus seguidores en Instagram a finales de mayo anunciando que ya no quería vivir e iba a dejar de comer. La prensa internacional hizo eco y mucho ruido con su caso por publicar que era la primera adolescente que pedía la eutanasia y se armó una discusión ética que dividió a la sociedad. Luego del deceso al que llamo suicido, llegaron los comunicados familiares anunciando que se respetara su duelo y que no publicaran que su muerte fue por eutanasia, si no por inanición, se dejó morir, todo un lío en la era de la posverdad y los Fake News donde la verdad se pierde en el pantano de la WEB.
Hasta las cuenta que hacen Fack- Cheking como @malditobulo confirmaron la veracidad de las declaraciones familiares. El quid de la cuestión es que eso fue un suicidio en toda regla y los padres estuvieron de acuerdo. La eutanasia es legal en Países Bajos para adultos enfermos terminales, hay mucha polémica con los enfermos mentales porque hay un velo ético que pone en tela juicio quienes de verdad ya no quieren vivir, sin son menores de edad ni se diga. Supongo que hay una investigación abierta por la muerte de Noa y si no es así fallaron todos los protocolos del sistema de salud y fallamos como sociedad. Esta historia da para mucho, tiene muchas lecturas éticas, sociales, occidentales, culturales. Yo me crié con la convicción de que la vida es el valor más importante que poseemos, por eso que hasta que no pase el ultimo suspiro hay que ayudar a vivir, no a morir, ninguna vida es indigna por el sufrimiento que padezca. La vida es sagrada o por lo menos IMPORTANTE.