Yo creía que mi papá era eterno. Era mi todo, mi confidente, mi héroe, mi espanta fantasmas, mi espanta temores. Lo sabía todo, me lo decía todo, me decía que en los trabajos las paredes oyen y me sugería practicar la prudencia.
Le encantaban las matemáticas, la física cuántica, era fan de Michio Kaku, se miraba todos sus documentales, es más debería decirle a Kaku que papi se murió hace 4 días.
Una de las facetas de papi es que siempre nos hacia sentir amadas, respetadas y nos escuchaba con atención todo lo que nos inquietaba de la vida. Me miraba con sus ojitos curiosos cuando le decía ¡Papi, te tengo que contar algo...! Lo más bello es que papi dejaba lo que estaba haciendo para irse a sentar conmigo, con un buen café y me regalaba su tiempo para escucharme sin prisas y sin móviles pitando. Escuchar es amar, sus consejos siempre me salvaban.
Le encantaba las películas western, era el único hombre en la casa y se desataba subiéndolo el volumen a la tele como si no hubiese un mañana. También era fans de los filmes policíacos y de misterio. Cuando un poli americano hacía una detención decía al unísono la acartonada frase: "Debe permanecer callado, cualquier cosa que se diga o haga puede ser usado en su contra. En caso de no conseguir un abogado, el Estado le proporcionará uno". Se la sabía de memoria y se reía cuando la pronunciaba para molestarnos, mientras nosotras mirábamos al techo.
Nuestra peli favorita era la magistral trilogía de "El Padrino", de Francis Ford Coppola, quién hizo la adaptación de la novela de Mario Puzzo. Eran maratones de pelis con mami yendo y viniendo a la cocina a traernos comida varios años de mi vida. Nos molaba mirar y analizar "La Naranja Mecánica", filme de inquitante filme de ciencia ficción policíaco de Stanley Kubrick.
En Semana Santa era casi una religión mirarnos todas las películas que sintonizaban en la tele. Es más eso estaba por encima de ir a la playa. Nos extasiábamos viendo a "Ben-Hur", "Yo Claudio", Los "10 mandamientos", "María Magdalena", "Jesús de Nazaret", con Robert Powell, de protagonista, Anthony Quinn como Caifás, Christopher Plummer como Herodes Antipas y Laurence Olivier como Nicodemo. Papi también era muy de cine Latinoamericano, le fascinaba ver las pelis de "Tin Tan" (Germán Valdés) y La Flaca Vitola (Fanny Kaufman), Cantinflas era un fijo en casa.
Escribo recuerdos o parte de ellos. Papi era de los que se iba a mi cuarto a esperar que yo me durmiera cuando tenía miedo por las noches, sobre todo cuando veíamos pelis de terror psicológico o de sci fi. Tenía esa santa paciencia.
Siempre era mi cómplice cuando me aparecía con un perro. Eso en mi casa estaba prohibido, pero papi me picaba el ojo y me decía que me ayudaría y es por ello que desfilaron por mi casa Laika, Potuushi, Satine, Dixie, Pu Yi, Tomy y Muñeca y hasta mi gato Leo.
Papi me acompañaba a todas partes que se lo pedía, es más a veces él se apuntaba solo, teníamos esa confianza, así como se recorrió Maracaibo lo hizo en Sabadell y Barcelona Capital. Caminaba más que los peregrinos del Camino de Santiago, siempre fue ágil, delgado, alegre y muy activo.
Era de gustos sencillos, le daba mucho valor a los momentos familiares, siempre lo recuerdo presente en todas mis edades e implicado en mis actividades. Quería mucho a sus hermanos, siempre perdonaba. Era muy noble.
Papi era un hombre de fe, oraba por la gente, le gustaba ofrendar a cualquier iglesia que iba. Tuvo buenos empleos y conoció gente interesante. Conoció la abundancia y la escasez, la salud y la enfermedad pero su estado emocional era el AMOR por encima de todo a su esposa por 44 años, a sus dos hijas y tres nietos. Es más, yo voy a una congregación porque él me la escogió, me sentí cómoda y me quedé. Papi siempre acertaba. Me conocía, aunque yo no lo tuviera claro, siempre acertaba. Papi siempre le ha gustado vivir su espiritualidad desde el ejemplo, sin imponérselo a nadie, eso se lo tomaba en serio.
Papi conocía a todos mis amores y desamores, amigos y conocidos, A mis amigas las trataba como sus hijas, a los amigos siempre los recibía siempre presto a una conversación con la juventud. Era inteligente para mirar el entorno donde estábamos sin ser entrometido, eso mami y papi son crack, entraban en la atmósfera de nosotras sin ser cansinos, lo hacían con astucia para protegernos. Cuando jugábamos a Quién quiere ser millonario, papi era mi comodín de la llamada. Cuando hacíamos fiestas en casa, papi llevaba un músico con teclado y karaoke para que bailáramos bien. Una época le dio por sembrar patillas (sandías), pimientos, limones, tomates, plátanos y berenjenas y cuidaba la cosecha de las garras de Muñeca, una perra San Bernardo que la quisimos tanto.
Mi papá era de los hombres caballeros que usaban pañuelos hiper planchados, camisa, pantalón y corbata. Nunca lo he visto en jean, ni en sandalias, siempre con zapatos de vestir. Se los compraba en la zapatería italiana (único lujo que se daba). Cuando las cosas se pusieron color comunista en Venezuela, yo se los enviaba, porque papi no podía dejar de usar sus buenos zapatos.
Tantos recuerdos papi. Buenos y no tan buenos como en todas las familias. No tan buenos como cuando te enfermaste en un país rico saqueado por vándalos con inmunidad parlamentaria y todo se comenzó a tambalear, mi mundo se derrumbó cuando supe que papi ya no está, ni lo volveré a abrazar, ni lo volveré a besar, ni le volveré a pedir la bendición.
Papi era de los que me esperaba en Maiquetía cuando iba a Venezuela. Me cuidaba hasta en eso. Le daba temor la inseguridad de ese aeropuerto y cogíamos luego un avión local hasta la casa.
¡Te fuiste papi, relativamente joven papi, pero tu cuerpo ya no soportaba más agujas, más heparina ni esa siniestra máquina tres veces por semana, ni la maldita enfermera de los sábados. Cuánto me hubiese gustado que terminarás tus últimos años a mi lado!
Les confieso que nunca me he preparado para el escenario de la muerte física de mis padres, ni imaginármelo porque me daba hasta fiebre, aunque te digan mil veces como loro que es "el proceso natural de la vida" ver a tus padres partir un día para siempre. Gracias a Dios, tu último suspiro fue en casa, lejos del frío hospital, de aparatos, de olor a virus, al lado del calor de tu esposa, de tu hija menor, tu yerno, de tu suegra, tus vecinos, de dos doctores magníficos a los que les estaré eternamente agradecida.
Yo no tengo consuelo, yo voy a llorar a papi, yo viviré el duelo sin caducidad, sin pastillitas mágicas que me adormezcan las emociones, voy a vivir el duelo el tiempo que sea necesario, en este asqueroso año 2020, mire por donde se mire, en medio de una pandemia que ha sacado la danza de la muerte por todo el planeta.
Papi hoy es el primer Día de los Padres sin ti, te quiero decir que contigo se fue una parte de mi.
Gracias por darme la vida. por tus enseñanzas, por tus desvelos, por tu presencia, por tu guía y por esos lazos invisibles que tejimos y forman parte de mi identidad, la cual ha quedado temporalmente en reconstrucción.
Sigues aquí en el torrente de mi sangre y en cada latido de mi corazón, la nostalgia me fulmina y tengo agujereado el corazón. En donde quieras que te encuentres serás también mi papá.
¡Bendición papi, feliz día de los Padres!
Te amo por toda la eternidad. Papi ya eres etéreo, eres polvo cósmico.
Estaremos conectados en los multiversos y que trasciende la materia.
Tu hija mayor
(Lo descrito en este texto es ,02 (0,2 %) de lo compartí con mi padre. A mis familiares y amigos les pido paciencia con mi duelo, a los que vengan con los cuentos medievales y de New Age, del Paraíso, El Edén, colonias espirituales, absténganse de repetir algo que ni creen).