La verdadera generosidad es una ofrenda; dada libremente y por puro amor. Sin ataduras. Sin expectativas.
La tía Nena era de esas mujeres que son tácitamente irremplazables en una familia, columna vertebral para ayudar y abundantemente cariñosa en dar amor a los demás, sobre todo darse ella en atenciones a sus seres queridos. Lo hizo hasta el día que se fue de este mundo hace unos días atrás. Incondicional.
Fue una columna dorada de bondad en mi familia por 45 años, fue la mano derecha de mi abuela y de mi mamá por muchos años felices, abundantes, trágicos como la vida misma. Ella no sólo amaba a mi abuela materna, ella además de su confidente y compinche quería a sus hijos, a sus nietos, a sus bisnietos como si fueran de ella. A todos nos conocía y nos conocía muy bien, sin filtros, incluso hasta a mis hijos que pudieron conocerla, disfrutarla y pasar tiempo a su lado. Ella no parió, pero sobrinos de sangre y del querer nunca le faltaron.
En su juventud era enfermera de profesión, trabajó durante muchos años en el Hospital Chiquinquirá, luego en el hospital de la Concepción, siempre fue delgada, coqueta, le gustaban las faldas, los tacones, llevar las cejas siempre arregladitas y delineadas hasta cuando la jubilaron y podía estar más tiempo en casa.
Ella era una persona servicial con los vecinos, con sus amigos, con su familia biológica, con todo el que la buscara, era una persona altruista, siempre atenta a quienes necesitaban apoyo moral y emocional. Ayudó mucho a mi familia cuando papi se puso malito. No tengo como pagarle esas manos de bondad que tanto ayudaron en esas horas.
Siempre la saludaba por teléfono cuando ella estaba en mi casa, me encantaba escuchar su voz, sus cuentos repletos de cariño infinito. Ella me vio nacer, me crio, estuvo en todos mis momentos cumbres, graduación matrimonio, nacimientos de los hijos. Conocimos a su mamá Ramona, a su hermana Crisálida, a sus sobrinos, en especial a Judith, a quién tanto cuidaba y quería.
Un día como hoy hace dos años estábamos comiendo un barbacoa en mi casa porque ya me venía a España. Lo pasamos muy bien ese día. Siempre te querré.
"Tía Nena tu fuiste de esas personas importantes en mi vida, tu atención y tu cariño siempre me hará sentir importante en tu corazón y siempre estarás presente en mi vida y en la de mis hijos. Gracias, gracias, gracias"
En memoria de Nuris Morales, nuestra querida tía Nena. Descansa en paz.
La muerte siempre será un misterio, deja un inmenso vacío para el que experimenta perder a un ser querido, los mortales nunca la entenderemos del todo, no hay nada que consuele ese dolor, solo pocos lo superarán.