Valencia resiste. La solidaridad del pueblo que fue a ayudar en medio de la tormenta se hace sentir en estos tiempos de DANA.
Lamentable y siniestro los recientes acontecimientos en Valencia que han dejado un rastro de destrucción en municipios como Alzira, Ontinyent, Carcaixent, Sagunto, Xàtiva y Gandía, debido a las inundaciones, desbordamiento de ríos y graves daños materiales.
Este fenómeno, conocido como DANA, es resultado de la combinación de un mar extremadamente caliente y una masa de aire frío, generando tormentas explosivas con consecuencias devastadoras.
Mientras los habitantes de estos pueblos se organizan para ayudar a los afectados, la ayuda parece llegar principalmente de donde siempre: de los vecinos, voluntarios y la solidaridad de la gente común. La respuesta del pueblo ha sido inmediata y poderosa, mientras que la clase política sigue enredada en discursos, rechazos de ayuda internacional —como la de los 200 bomberos franceses— y falta de acciones concretas. ¿Dónde están las dimisiones y las responsabilidades?
En tiempos de crisis, es fundamental recordar la importancia de la acción comunitaria y el deber de nuestros representantes. Que no se nos olvide este ejemplo de unidad y solidaridad entre pueblos valencianos y todos los voluntarios que se han acercado a AYUDAR, porque ahí se encuentra la verdadera fuerza para enfrentar cualquier adversidad.
Pésima gestión gubernamental
La siniestra gestión política parece inoperante y carente de responsabilidad. ¡Basta de impunidad!
Quienes fallan en su deber de proteger a los ciudadanos merecen cárcel y deben responder por sus actos. A cinco días de la tragedia no he visto la primera dimisión. Sean decentes. Los políticos entorpecen hasta la ayuda idónea, pareciera que quisieran más "desgracia".
Es indignante que el presidente del gobierno español Pedro Sánchez haya rechazado la ayuda de los bomberos franceses, quienes estaban dispuestos a brindar apoyo en medio de la emergencia. A pesar de la negativa oficial, los bomberos finalmente vinieron a ayudar a los damnificados, demostrando una solidaridad y humanidad que trascienden las fronteras. En tiempos de crisis, toda ayuda cuenta, y la prioridad siempre debería ser el bienestar de las personas afectadas. No aceptar la ayuda es ignorar el pedido de auxilio de gente que puede estar esperando que las rescaten.
Es indignante que, en medio del dolor y la tragedia, delincuentes hayan allanado las casas de personas afectadas e incluso viviendas de los fallecidos, robando pertenencias de quienes han sufrido las consecuencias de esta catástrofe.
Necesitamos que el Rey Felipe VI en su papel de Jefe del Estado español impulse la derogación de leyes que otorgan derechos a okupas y que se aplique justicia firme para quienes han delinquido durante este estado de crisis. Los que han saqueado viviendas, coches y comercios afectados deben ser detenidos y responder ante la ley: ¡a la cárcel con todos ellos!
Qué en paz descansen las víctimas mortales y daminificados de está tragedia en: Aldaia, Alaquàs, Picanya, Sedaví, Paiporta, Benetússer, Alfafar, Massanassa, Catarroja, Albal y Beniparrell y mucho ánimo para los supervivientes.
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