Almacenar muestras de microbiota intestinal para su análisis a largo plazo, puede ayudar a estudiar la diversidad bacteriana y cómo las alteraciones de esta puede estar relacionadas con enfermedades metabólicas, gastrointestinales y autoinmunes. Foto: Archivo.
Quiere marcar la diferencia en su vida. Si se lo puede permitir congele su microbiota intestinal, además de sus células madres, embriones, células de la piel, PRP, tejido ovárico y testicular, sangre del cordón umbilical, entre otros materiales biológicos de cara al futuro.
Esto se puede lograr gracias a la criopreservación, la cual permite conservar materiales biológicos durante años con la posibilidad de utilizarlos en tratamientos médicos que pueden salvarle la vida o mejorarla tanto a usted como a los suyos.
Los bancos biológicos han revolucionado la medicina al ofrecer la posibilidad de preservar desde óvulos y semen hasta células madre y microbiota intestinal, en Barcelona existen centros especializados que brindan estos servicios con tecnología avanzada.
Aquí le explicamos qué materiales puede congelar o crionizar, por qué es importante y dónde hacerlo en Barcelona.
Además de semen y óvulos, los bancos biológicos permiten crionizar:
1. Embriones
Preservados para tratamientos de fertilidad desde comienzos de 1980, especialmente en procesos de fertilización in vitro (FIV). Son una esperanza para muchas familias.
De hecho, el primer embarazo exitoso de un embrión criopreservado fue una niña que se llama Elizabeth Carr y nació el 28 de diciembre de 1983. Hoy en día esta tecnología es utilizada de forma regular como parte del tratamiento de fertilidad en mujeres que desean retrasar la maternidad o preservar su fertilidad debido a tratamientos médicos como la quimioterapia.
En España, la legislación sobre la criopreservación de embriones está regulada por la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, que establece ciertas limitaciones y condiciones para la congelación de embriones en el contexto de la fertilización in vitro (FIV).
Esta ley permite la congelación de embriones, pero establece que solo se pueden congelar los embriones sobrantes de un ciclo de FIV. No se permite la creación de embriones con el único fin de ser congelados. La legislación también estipula que los embriones congelados solo pueden ser almacenados por un período máximo de 5 años.
Si la mujer no queda embarazada dentro de ese tiempo o decide no usar los embriones, deberán ser donados a investigación, en algunos casos, destruidos, siempre con el consentimiento de los progenitores.
En cuanto al número exacto de embriones que se pueden congelar por ciclo, no hay una cifra específica establecida por la ley, pero se limita a los embriones generados durante un ciclo de FIV, y se promueve la “creación de embriones mínimos” para evitar la producción de un exceso de embriones que puedan quedar sin uso.
2. Sangre de Cordón Umbilical
Es un proceso que permite almacenar las células madre contenidas en la sangre del cordón para su uso futuro en tratamientos médicos. Rica en células madre hematopoyéticas, estas son esenciales para tratar enfermedades como leucemias, linfomas y anemias graves.
El proceso comienza con el consentimiento informado de los padres antes del parto. Después del nacimiento, se extrae la sangre del cordón umbilical de manera no invasiva y se transporta rápidamente al banco de cordón. Allí, se realizan pruebas para asegurar que la sangre esté libre de infecciones y se procesan las células madre, que luego se congelan a temperaturas extremadamente bajas.
Las células madre criopreservadas se almacenan en condiciones seguras, donde pueden mantenerse viables durante años. Estos bancos ofrecen la posibilidad de utilizar la sangre para tratar enfermedades como leucemias o trastornos hematológicos. Si se almacena en un banco privado, los padres tienen acceso exclusivo, mientras que en un banco público, las células pueden ser utilizadas por otros pacientes si no se necesitan para el niño.
Este procedimiento tiene beneficios significativos, especialmente en el tratamiento de enfermedades graves, y está en constante investigación para aplicaciones futura. No hay que descartarlo.
3. Células Madre Mesenquimales
La criopreservación de células madre mesenquimatosas (CMM) es un proceso relativamente reciente, pero ya se ha utilizado durante más de dos décadas, desde que se identificaron y aislaron estas células en los años 90. Las CMM se encuentran en varios tejidos del cuerpo, como la médula ósea, el tejido adiposo, el cordón umbilical, entre otros, y tienen la capacidad de diferenciarse en varios tipos de células, como hueso, cartílago y grasa, lo que las hace útiles para una variedad de aplicaciones médicas.
Comenzó a investigarse a fines de la década de 1990, y se ha desarrollado de manera más activa en el siglo XXI debido a los avances en la medicina regenerativa y la biotecnología. La capacidad de congelar y almacenar estas células ha sido un gran avance en su uso clínico, ya que permite conservarlas para su uso futuro en tratamientos médicos.
Se pueden obtenerse de diversos tejidos, como la médula ósea, el tejido adiposo (grasa) o el cordón umbilical. La extracción de médula ósea o tejido adiposo generalmente se realiza mediante procedimientos mínimamente invasivos, como una biopsia o liposucción. Después de extraer el tejido, se aíslan las células madre mesenquimatosas mediante técnicas de cultivo celular. Las células se separan de otras células del tejido para obtener una población pura de CMM.
Posteriormente se preparan añadiendo crioprotectores, sustancias que protegen a las células durante el proceso de congelación y evitan daños por la formación de cristales de hielo. Esto es crucial para mantener la viabilidad celular. Las células madre se congelan a temperaturas extremadamente bajas utilizando nitrógeno líquido (-196°C) y se realiza de manera controlada para minimizar el daño celular.
Una vez congeladas, las células madre mesenquimatosas se almacenan en bancos especializados donde pueden permanecer durante largos períodos, incluso décadas, sin perder su capacidad de regeneración.
Cuando sea necesario, las células madre criopreservadas se descongelan y se utilizan en tratamientos médicos. El proceso de descongelación también debe realizarse con cuidado para preservar la viabilidad de las células.
Las CMM tienen un gran potencial para regenerar tejidos dañados o enfermos. Se utilizan en la reparación de tejidos óseos, cartilaginosos, y otros tejidos conectivos. En medicina regenerativa, pueden ayudar en el tratamiento de enfermedades como la osteoartritis, lesiones de ligamentos y tendones, y enfermedades degenerativas.
También tienen propiedades inmunomoduladoras, lo que significa que pueden influir en el sistema inmunológico y reducir la inflamación. Esto las hace útiles en el tratamiento de enfermedades autoinmunes y trastornos inflamatorios, como la artritis reumatoide.
Las células madre mesenquimatosas pueden ser utilizadas en terapias para regular las respuestas inmunológicas en enfermedades como el lupus o en trasplantes de órganos, ayudando a prevenir el rechazo.
En la medicina deportiva para tratar lesiones musculoesqueléticas, como roturas de ligamentos, fracturas óseas y lesiones en cartílago, acelerando el proceso de recuperación y regeneración.
Estas células tienen un gran potencial en la medicina regenerativa, como la reparación de órganos.
4. Tejido Ovárico o Testicular
La criopreservación de tejido ovárico y testicular es un procedimiento que congela fragmentos de tejido reproductivo para preservar la fertilidad, especialmente antes de tratamientos médicos agresivos que puedan afectarla, como quimioterapia o radioterapia.
En mujeres, se extrae tejido ovárico, mientras que en hombres se realiza una biopsia testicular. El tejido se congela con crioprotectores y se almacena en bancos especializados. En el futuro, este tejido puede ser utilizado para tratamientos de fertilidad, como la fecundación in vitro, permitiendo concebir después de que la función reproductiva se vea afectada. Esta técnica también se usa para quienes desean retrasar la maternidad o paternidad.
5. Plasma Rico en Plaquetas (PRP)
El plasma rico en plaquetas (PRP) es un concentrado de plaquetas obtenidas de la sangre del propio paciente y se utiliza en diversas terapias médicas y de regeneración. Este plasma es rico en factores de crecimiento que pueden acelerar la curación y regeneración de tejidos. El proceso de criopreservación del PRP implica congelarlo para su almacenamiento a largo plazo, lo que ofrece varias ventajas, especialmente en tratamientos médicos y estéticos.
Se extrae una muestra de sangre del paciente, generalmente de entre 10 a 20 ml. Una vez extraída la sangre, se somete a un proceso de centrifugación. Este proceso separa las diferentes partes de la sangre (plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas). El resultado es un plasma concentrado en plaquetas.
El PRP es utilizado en medicina regenerativa para acelerar la curación de lesiones, como desgarros musculares, esguinces, tendinitis y lesiones de ligamentos y cartílago. Se inyecta directamente en la zona afectada para estimular la regeneración celular y promover la reparación de los tejidos.
También se utiliza para tratar la osteoartritis, especialmente en articulaciones como las rodillas, caderas o hombros. Los factores de crecimiento presentes en el PRP ayudan a reducir el dolor y la inflamación, además de fomentar la regeneración del cartílago. otro de sus usos es en tratamientos para rejuvenecer la piel, mejorar la textura y tratar la alopecia (caída del cabello). Se inyecta en áreas específicas para estimular la producción de colágeno y mejorar la circulación sanguínea.
Y muy importante se aplica para acelerar la cicatrización de quemaduras, úlceras y heridas, aprovechando sus propiedades antiinflamatorias y de regeneración celular.
En los deportistas, el PRP se utiliza para tratar lesiones deportivas, como tendinitis o lesiones musculares, acelerando la recuperación y reduciendo el tiempo de inactividad.
6. Células Inmunitarias
La criopreservación de células inmunitarias, especialmente linfocitos T modificados genéticamente (terapias CAR-T) y células dendríticas, puede ser utilizada en tratamientos de células madre y trasplantes. En algunos procedimientos de trasplante de órganos, es necesario almacenar las células inmunitarias del receptor o del donante para realizar ajustes en el sistema inmunológico, de manera que el organismo no rechace el trasplante.
También es fundamental en la investigación biomédica. Almacenar estas células permite a los investigadores estudiar su comportamiento, respuestas ante infecciones o el desarrollo de terapias innovadoras. Además, se pueden usar para probar nuevos medicamentos.
En pacientes con enfermedades autoinmunes o deficiencias inmunológicas (como el VIH o la inmunodeficiencia combinada severa), las células inmunitarias pueden ser criopreservadas para su uso futuro en tratamientos que busquen restaurar o reforzar el sistema inmune. De esta forma, las células pueden ser utilizadas para regenerar un sistema inmunológico debilitado.
La criopreservación de células inmunitarias también puede ser útil en el tratamiento de infecciones crónicas.
También es importante para la producción de vacunas y el desarrollo de terapias génicas. Almacenar células inmunitarias permite utilizarlas en el diseño de nuevas vacunas que interactúan de forma más efectiva con el sistema inmunológico del paciente, así como en la modificación genética para mejorar las respuestas inmunes.
7. Células de la Piel
Preservadas para injertos en casos de quemaduras o heridas graves, y para investigaciones en regeneración cutánea.
La criopreservación de células de la piel es un proceso que se utiliza con fines médicos, estéticos y de investigación. Aunque no es tan común como la criopreservación de otros tejidos, como el semen o los embriones, esta técnica está ganando relevancia en áreas como la medicina regenerativa, la cirugía estética y el tratamiento de enfermedades cutáneas.
Generalmente es realizada por clínicas de medicina regenerativa, centros de investigación, hospitales con capacidades avanzadas en biotecnología y bancos de tejidos. Algunas empresas especializadas en biotecnología también ofrecen servicios de criopreservación para fines estéticos y médicos. Estos centros utilizan técnicas avanzadas para congelar y almacenar células dérmicas (células de la piel) de manera segura.
Se obtiene una pequeña muestra de la piel del paciente, generalmente a través de una biopsia cutánea, en la que se extraen una cantidad controlada de células.
Las células extraídas son procesadas en laboratorio para aislar y purificar las células dérmicas específicas, como los fibroblastos (que son responsables de la producción de colágeno y elastina) o queratinocitos (células principales de la epidermis).
Las células dérmicas, como los fibroblastos y queratinocitos, se utilizan para regenerar la piel en pacientes que sufren quemaduras graves o heridas profundas. La criopreservación permite tener una reserva de células de la piel del propio paciente, que pueden ser utilizadas más adelante para tratamientos de regeneración y reparación cutánea.
En el ámbito estético, se están investigando terapias que usan células de la piel criopreservadas para rejuvenecer la piel envejecida, tratar cicatrices o mejorar la elasticidad y apariencia de la piel. Las células pueden ser utilizadas en terapias para regenerar tejidos cutáneos dañados por el envejecimiento o el sol.
También se utilizan para estudiar la biología de la piel, entender procesos de envejecimiento cutáneo y desarrollar tratamientos para enfermedades de la piel como el eczema, el vitiligo o la psoriasis. También se usan en el desarrollo de nuevos medicamentos y productos cosméticos.
8. Células Madre Dentales
Extraídas de la pulpa de dientes de leche o muelas del juicio, con potencial en terapias regenerativas y odontológicas.
Estas células tienen la capacidad de regenerar tejidos como huesos, cartílago, nervios y tejidos dentales. Se extraen de la pulpa dental, se aíslan, se congelan a temperaturas muy bajas y se almacenan en bancos especializados. Su potencial terapéutico incluye la regeneración de tejidos dentales, tratamiento de enfermedades óseas y neurológicas, y la creación de terapias personalizadas para diversas afecciones. Este proceso ofrece una fuente no invasiva de células madre que puede ser utilizada en el futuro para diversas terapias regenerativas y tratamientos médicos.
9. Tejidos Especializados
Como córneas, cartílago o fragmentos de órganos, utilizados en trasplantes o investigaciones.
La criogenización de tejidos especializados es una técnica que ha avanzado significativamente en las últimas décadas, especialmente en el ámbito de la medicina regenerativa y las ciencias biomédicas. Esta técnica implica la preservación de tejidos humanos y animales mediante congelación a temperaturas extremadamente bajas, para su uso futuro en tratamientos médicos, investigaciones o trasplantes.
Comenzó a desarrollarse en la década de 1950, aunque la criogenización de óvulos, esperma y embriones fue una de las primeras aplicaciones clínicas comunes. Sin embargo, el almacenamiento y preservación de tejidos especializados, como tejidos cardíacos, neurológicos, musculares, renales y otros, ha sido más reciente, impulsado por los avances en la tecnología de congelación y la comprensión de los procesos biológicos involucrados en la preservación celular.
En la actualidad, los procedimientos de criogenización de tejidos especializados se emplean en investigación biomédica, medicina regenerativa, y el tratamiento de diversas enfermedades, con avances importantes en los últimos 30 años.
La criogenización permite almacenar tejidos como hígados, riñones, corazones o páncreas para futuros trasplantes, maximizando la disponibilidad de órganos para pacientes en espera de un trasplante. La criopreservación aumenta la viabilidad y el tiempo en que estos órganos pueden mantenerse antes de ser utilizados.
En medicina regenerativa, los tejidos especializados como los musculares, cardíacos y nerviosos se congelan para su uso posterior en tratamientos de regeneración celular.
Los tejidos congelados se utilizan en investigaciones científicas para comprender mejor el funcionamiento de diferentes órganos, así como para desarrollar tratamientos médicos innovadores, como terapias génicas o celulares.
Algunos procedimientos de criopreservación se emplean en el tratamiento del cáncer. Por ejemplo, el tejido tumoral puede ser criogenizado para analizarlo en el futuro, o las células madre obtenidas de tejidos especializados se pueden utilizar en terapias regenerativas tras el tratamiento contra el cáncer. En algunos tratamientos, como la reparación del tejido cardíaco o muscular, se pueden usar tejidos criogenizados obtenidos del propio paciente para evitar el rechazo y mejorar los resultados del tratamiento.
Los tejidos del cerebro y sistema nervioso se criopreservan para tratamientos de enfermedades como el Alzhéimer, Parkinson o lesiones de la médula espinal, con la esperanza de poder regenerar tejidos o utilizar las células para terapias avanzadas.
Los costos de criogenizar tejidos especializados varían según el tipo de tejido, la complejidad del proceso de congelación y el uso futuro de esos tejidos. Los costos son más altos para tejidos más complejos, como los tejidos cardíacos o neurológicos, debido a los métodos especializados de conservación requeridos.
Los costos de mantenimiento anual de las muestras pueden oscilar entre $200 a $1,000 anuales por muestra, dependiendo del banco de almacenamiento y el tipo de tejido.
La criopreservación de tejidos simples como esperma o óvulos suele costar entre $500 a $1,500 por muestra, con tarifas anuales de almacenamiento de alrededor de $200 a $500.
La criopreservación de órganos o tejidos especializados, como piel, músculo o tejido nervioso, puede costar significativamente más, con precios que varían entre $5,000 y $10,000 para procedimientos más complejos, sin contar los costos de mantenimiento y uso futuro.
10. Microbiota Intestinal
Congelada para trasplantes fecales en casos como infecciones recurrentes. La criogenización de la microbiota intestinal es un campo emergente en la investigación científica y médica, utilizado para preservar muestras de microbiota intestinal a temperaturas extremadamente bajas.
Este proceso permite estudiar la microbiota en condiciones controladas y conservarla para su posterior uso en tratamientos o investigaciones. Aunque la criogenización de la microbiota intestinal todavía está en desarrollo, se considera una técnica prometedora para diversas aplicaciones.
Se comenzó a explorarse a principios del siglo XXI, cuando los avances en la microbiología molecular y la criogenización permitieron un mejor entendimiento de la diversidad bacteriana en el intestino humano. Sin embargo, la criogenización de la microbiota intestinal con fines terapéuticos o de investigación se ha intensificado en la última década, a medida que la ciencia ha comenzado a comprender mejor el impacto de la microbiota en la salud.
Las muestras de microbiota intestinal se recolectan generalmente mediante muestras de heces, ya que contienen una gran diversidad de bacterias y otros microorganismos presentes en el intestino.
La muestra se suspende en una solución crioprotectora, como el glicerol o el dimetilsulfóxido (DMSO), que evita la formación de cristales de hielo durante la congelación, lo que podría dañar las células bacterianas.
Las muestras se congelan lentamente a temperaturas de -80°C o mediante criopreservación en nitrógeno líquido a -196°C.
Después de la congelación, las muestras se almacenan en congeladores ultrafríos o en tanques de nitrógeno líquido para su conservación a largo plazo.
Permite a los investigadores almacenar muestras de microbiota intestinal para su análisis a largo plazo. Esto puede ayudar a estudiar la diversidad bacteriana y cómo las alteraciones en la microbiota pueden estar relacionadas con enfermedades metabólicas, gastrointestinales y autoinmunes.
Tras el uso de antibióticos o tratamientos agresivos como la quimioterapia, la criogenización de la microbiota intestinal podría ser útil para restaurar un equilibrio saludable de bacterias en el intestino. Se está investigando la posibilidad de utilizar muestras criopreservadas para tratamientos de disbiosis intestinal o síndrome del intestino irritable.
Con el avance de la medicina personalizada, se está explorando la criogenización de la microbiota intestinal como una forma de ofrecer terapias de microbiota fecal personalizadas para pacientes con trastornos digestivos o enfermedades relacionadas con el microbioma.
Tiene una gran influencia en la salud mental, y su criogenización podría ser útil para investigar el impacto de las bacterias intestinales en trastornos como la ansiedad, la depresión y otros trastornos neurológicos.
El costo de la criogenización de la microbiota intestinal varía según varios factores, como la cantidad de muestra, el tipo de solución crioprotectora utilizada y el tiempo de almacenamiento. El proceso de recolección y preparación de muestras de heces puede costar entre $100 y $500, dependiendo de la técnica utilizada y los laboratorios especializados.
El proceso de criogenización y almacenamiento a largo plazo de la microbiota intestinal en congeladores ultrafríos o nitrógeno líquido puede costar entre $200 y $1,000 por muestra al año, dependiendo de la infraestructura del banco de microbiota y los servicios adicionales de análisis.
3. Investigación y Tratamientos Personalizados:
Los costos asociados con la investigación y el uso de muestras criopreservadas para terapias personalizadas o restauración de microbiota pueden ser más elevados, variando entre $500 y $2,000 dependiendo del tipo de investigación o tratamiento.
A medida que la ciencia y la medicina continúan avanzando, la criogenización de la microbiota intestinal podría jugar un papel clave en la medicina personalizada y la restauración de la salud digestiva.
11. Cepas Bacterianas
La criogenización de cepas bacterianas es un proceso que consiste en congelar bacterias a temperaturas extremadamente bajas para conservarlas a largo plazo. Esta técnica es crucial en microbiología, biotecnología y farmacología, ya que permite almacenar cepas bacterianas utilizadas en investigaciones científicas, producción de medicamentos, diagnósticos y desarrollo de terapias.
Para la criopreservación, se cultivan las bacterias, se les añade un crioprotector y luego se congelan en condiciones controladas. Los costos varían según el tipo de bacteria y los servicios de congelación y almacenamiento, con precios que van desde $50 a $500 por muestra anual.
Utilizadas en estudios microbiológicos, desarrollo de probióticos y aplicaciones en salud intestinal.
Bancos Especializados en Barcelona
En la ciudad, hay varios centros que ofrecen servicios de criopreservación avanzada. Aquí tienes los más destacados: Institut Marquès, Rainbow Fertility Barcelona, BCN IVF, Next Generation Clinic (NGC)
Especializados en criopreservación y transporte internacional de material biológico.
Ética
La ética de la criogenización es un tema ampliamente debatido, especialmente cuando se considera su impacto en la salud, la vida humana y el medio ambiente. Si bien la narrativa dominante generalmente defiende la criogenización como una herramienta de preservación para el futuro, no está exenta de controversias.
La criogenización, ya sea de embriones, tejidos o incluso cuerpos humanos completos, plantea interrogantes sobre si estamos alterando el curso natural de la vida. Si congelar células, órganos o incluso el cuerpo completo se considera un intento de “resucitar” a las personas en el futuro, esto podría verse como una forma de intervención excesiva en el proceso natural de la muerte.
La criogenización es una tecnología costosa que generalmente está disponible solo para personas con recursos económicos. En lugar de ser una opción accesible para todos, su acceso está restringido a una minoría privilegiada, lo que genera preocupaciones sobre la desigualdad social y económica.
Un argumento ético en contra de la criogenización radica en la visión filosófica de que la muerte es una parte inevitable de la existencia humana. El rechazo a la muerte como parte del ciclo de vida puede deshumanizarla, considerando que la muerte tiene un valor filosófico, espiritual o incluso social que debería ser aceptado. Congelar un cuerpo o células con la esperanza de revivirlo en un futuro podría ser visto como una negación de la naturaleza humana.
La criogenización de células, órganos o cuerpos completos también plantea una cuestión ambiental. La preservación a largo plazo de muestras biológicas y tejidos implica el uso de recursos energéticos para mantener bajas temperaturas, lo que genera consumo de energía y potencialmente contribuye al cambio climático. Además, los procesos de producción y desecho de las sustancias crioprotectoras pueden generar impactos negativos en el medio ambiente, lo cual va en contra de los esfuerzos globales por reducir la huella ecológica.
A pesar de que la criogenización se presenta como una solución avanzada y futurista para preservar la vida, la ética detrás de esta práctica no es tan sencilla. La crítica ética cuestiona tanto los motivos como las consecuencias imprevistas de congelar y preservar partes del cuerpo humano. Al considerar estas contradicciones, es importante reflexionar sobre el impacto de tales avances en la sociedad, el medio ambiente y la dignidad humana, reconociendo que la tecnología no siempre debe ir de la mano con la posibilidad de “sobrevivir” en un futuro incierto.