No queremos que el arte se convierta en una mera imitación sin emoción. Los humanos tienen una ilimitada creatividad que no debería copiar en masa la IA. Foto: Gatobús del Studio Ghibli.
La IA está en pañales para todo lo que se desea optimizar en la vida moderna. La evolución es in crescendo. Sin embargo, urge configurar un marco ético-legal para salvaguardar las obras literarias y artísticas que crean los autores humanos con la finalidad de minimizar los riesgos de plagiar descaradamente el trabajo realizado.
Dicen que la "bestia " de la IA generativa es imparable. Quizás lo sea. El reciente filtro que transforma fotos y videos al estilo de Studio Ghibli, y que se ha vuelto tendencia en las redes sociales, te hace preguntar hasta qué punto es un mero entretenimiento o si se está clonando el alma del trabajo que con esfuerzo, tesón y décadas se labró Hayao Miyazaki y su famoso equipo de trabajo compuesto por Isao Takahata, Toshio Suzuki, Joe Hisaishi, Yoshifumi Kondo y Goro Miyazaki.
Esa gente no se ha ganado innumerables premios internacionales y dos premios Óscar, por mero placer. Animar 30 segundos de frames pintados a mano, puede llevar meses y muchos días enteros de revisiones con esfuerzo, corazón y mucha imaginación, mientras unos multimillonarios hacen dinero sin que Miyazaki vea un sólo centavo. Es patético y es un bofetón más allá de la publicidad que se le da al estilo.
Si la inteligencia artificial es tan avanzada, por qué no está fregando los platos, planchando la ropa o haciendo la compra mientras yo me dedico a escribir, entrevistar y crear poesía. No se supone que la tecnología daría más tiempo para ser humanos, en lugar de reemplazar lo que nos hace únicos.
Es momento de preguntarnos si realmente queremos un mundo donde el arte se convierta en una mera imitación sin emoción. No me entienda mal, no estoy en contra de la IA. Estoy en contra del plagio puro y duro por la cara.
La IA debería facilitarnos la vida, no vaciar de significado la creatividad. Urge hablar de regulación, de ética y de lo que queremos preservar. Porque una cosa es innovar y otra muy distinta es pisotear el trabajo de quienes hicieron historia.
El caso de Studio Ghibli no es el único en el que la inteligencia artificial replica sin permiso el estilo de artistas o estudios de renombre que han dedicado décadas a perfeccionar su arte. Aquí algunos ejemplos similares:
1. El estilo de Pixar y Disney
La IA también ha sido entrenada para generar imágenes y animaciones con el inconfundible estilo de Pixar y Disney, sin que los creadores originales reciban crédito o compensación. Herramientas como Midjourney o Stable Diffusion han permitido que cualquiera pueda producir imágenes en estos estilos, lo que ha generado preocupaciones en la industria sobre el futuro de la animación tradicional.
2. Greg Rutkowski y los artistas digitales
El ilustrador Greg Rutkowski, famoso por sus impresionantes pinturas de fantasía, se encontró con que su nombre era uno de los más usados en herramientas de IA como Stable Diffusion. De repente, su estilo era imitado miles de veces sin su autorización, al punto de que su nombre se convirtió en una especie de “filtro” para generar arte en su estilo. Lo peor es que sus obras reales comenzaron a perder visibilidad frente a las imágenes generadas por IA.
3. Los cómics y la inteligencia artificial
El mundo del cómic también ha sido afectado. Marvel y DC han visto cómo la IA puede replicar estilos icónicos de artistas como Alex Ross o Jim Lee, generando ilustraciones que parecen sacadas de un cómic real, pero sin intervención humana.
4. La música generada por IA
En el ámbito musical, la IA ha imitado a artistas como The Beatles, Drake, Bad Bunny, Fran Sinatra, Marilyn Monroe y Lola Flores generando canciones que suenan como si fueran originales de ellos. Incluso han surgido polémicas por canciones creadas con IA que han alcanzado millones de reproducciones sin que los artistas originales y sus herederos tengan control sobre ellas.
Todos estos casos muestran un mismo problema, la IA puede ser una herramienta poderosa, pero sin regulación adecuada, está desvalorizando el trabajo de los artistas humanos. En lugar de reemplazar el arte con copias sin alma, debería estar ayudándonos a tener más tiempo para crear, no a quitarnos el espacio para hacerlo.
Si quieres mirar el proceso creativo y producción artística de una película del studio Ghibli te invito a mirar su documental "Miyazaki y la garza" (Netflix) para que veas como él tarda entre 10 y seis años en crear los fotogramas dibujados uno por uno de una película por la complejidad narrativa y visual de la obra desde su concepción hasta su estreno. Es bastante conocido que Miyazaki es muy meticuloso con la animación tradicional.
Studio Gibli ha ganado dos Oscars a la Mejor Película Animada
"El Viaje de Chihiro" (2001) y "El chico y la Garza" (2024).
Miyazaki también ha recibido un Óscar honorífico en 2014. Ha conseguido nominaciones en otras de sus obras como "El castillo ambulante" (2005) y "El viento se levanta" (2013), pero perdió con Dinsey y Pixar. Su reconocimiento destaca a la animación tradicional pero la gente piensa que la Academia favorece a Miyazaki por su prestigio en el mundo del cine.