Foto tomada del Diario La Razón
Hace 520 años un viernes 12 de octubre de 1492 la historia del mundo cambió al producirse el encuentro trascendental entre una expedición española comandada por Cristóbal Colón (respaldada por los Reyes Católicos) y los nativos de América asentados a lo largo y ancho del nuevo continente que se estimaban en 90 millones de amerindios.
Al tan celebrado día se le ha adjudicado un sinfín de expresiones: Día de la raza, Día de las Americas, Conquista de América, Descubrimiento de América, El encuentro de dos mundos. Para España es el Día de la Fiesta Nacional o Día de la Hispanidad y para Venezuela por decreto del presidente Hugo Chávez – desde el 10 de octubre de 2002- se le cambió el nombre de Día de la Raza por el Día de la Resistencia Indígena.
Las consecuencias de dicho encuentro entre europeos e indígenas americanos han sido duramente debatidas a lo largo de la historia universal no solamente por el mestizaje que originó el gentilicio y la identidad latinoamericana, sino también por la erradicación de las culturas aborígenes americanas, sus idiomas, costumbres, sus valores, el despojo de sus tierras y sus riquezas. En fin, genocidio y transculturación (la evangelización, castellanización, etc.).
Para muchos historiadores, significó el primer holocausto de la humanidad con el exterminio de 50 millones de indígenas americanos. Para otros, no fue exterminio brutal, duro, ni planeado, sino decesos causados por contagios microbianos que causaron serias enfermedades producto del contacto entre culturas, principal argumento de las teorías negacionistas.
Uno de los autores de las teorías negacionistas es el ecólogo y biogeógrafo Jared Diamond, quien recibió el premio Pulitzer por su obra "Armas, gérmenes y acero" (1997), y en donde afirma que el impacto de las enfermedades introducidas por los europeos en un 95% de la población nativa americana fue determinante, en especial la viruela, el sarampión, la gripe, el tifus, la peste bubónica y otras enfermedades infecciosas endémicas causaron la muerte de la mayoría de amerindios que se contagiaron en cadena de tribu a tribu.
Sin embargo, para André Flahaut, ministro de Defensa de Bélgica (entre 1999-2007), en América del Norte se cometió el mayor genocidio de la historia mundial, afirmando en 2004 que la debacle demográfica se debió al asesinato y el exterminio y minimizando la excusa de las epidemias. “sólo en América del Norte fueron asesinados 15 millones de indígenas desde que Cristóbal Colón puso pie en ese continente en 1492. Otros 14 millones fueron masacrados en América del Sur (…). Aunque la cantidad de víctimas no se puede saber con certeza, sí existen pruebas irrefutables de una campaña deliberada de exterminación, despojo y aculturación de los pueblos nativos, opuestas a distintas teorías negacionistas. Tales teorías sostienen que las enfermedades que mataron a gran parte o la mayoría de los indígenas fueron un subproducto desafortunado del “contacto” entre culturas”.
Para el periodista y escritor Eduardo Galeano, autor de "Las venas abiertas de América Latina", es viable utilizar la palabra otrocidio como equivalente de genocidio y afirma que los indígenas americanos fueron objeto de genocidio en nombre de la religión, lo que es equiparado con el genocidio que sufren actualmente debidos al progreso: “Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve” concluye el autor uruguayo.
Quinientos años después, la polémica continúa, el racismo continúa disfrazado de xenofobia y los derechos indígenas medio reconocidos y en algunas partes del continente olvidados. Hay quienes dicen que se debería pedir compensación económica a España por las atrocidades cometidas en América durante la colonia, así como los judíos se lo exigieron al gobierno alemán por el holocausto nazi. Mientras no exista por lo menos un perdón público por parte de la iglesia Católica y el país ibérico, que ya no es una potencia como hace 5 siglos atrás, lo veo lejos en el camino de la paz y el verdadero sentimiento iberoamericano. Hasta el día de hoy el derecho internacional no reconoce el genocidio cultural y económico de los pueblos indígenas.
En 1492 había 90 millones de indígenas viviendo en América (66,5 millones en Sudamérica; 13,5 en América Central y 10 millones en Norteamérica). Cien años más tarde el equilibrio demográfico se había fracturado a causa de las innumerables guerras, las enfermedades y las matanzas, de tal manera que los habitantes indígenas de Sudamérica se habían reducido en 40 millones de personas. En 1652, los 13,5 millones de indios centroamericanos se habían transformado en 540.000. Y en 1692, en el segundo centenario del desembarco europeo en América, la población indígena total superaba apenas los 4,5 millones de habitantes, según datos proporcionados por la organización no gubernamental Survival International.
Hoy
En España, el desfile del día de la Fiesta Nacional o Hispanidad de este año estuvo marcado por la tensión terriorial y sin desfile aéreo tradicional con el fin de reducir costes, debido a la fuerte crisis económica que atraviesa el país. Los único aviones que sobrevolaron el espacio fue la patrula Águila que dibujó la bandera española.
Los ausentes en el desfile fue el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin, quien está imputado por corrupción, mientras que la infanta Elena, estuvo sentada al lado de Alfredo Pérez Rubalcaba y por primera vez deja de estar en tribuna con sus padres, ni tampoco estará en la línea de la saludos en la recepción posterior. Todo bajo perfil. Este año no ha sido muy bueno para la casa Real Española.
En Barcelona, un grupo de personas se concentraron en la Plaza Cataluña para manifestarse en contra la independencia de Cataluña y sentirse como catalanes con un mismo corazón español. Este conglomerado llevó todas las banderas, la española, la estelada y la de la Unión Europea y pacificamente protestó en contra de las intenciones del gobierno autonómico de turno que aspira proclamar la independencia de Cataluña en un futuro no muy lejano.
Opinión sobre la esencia del Dia de la Hispanidad
José Luis Aliagas, desempleado
" Fue el día que la cultura española llegó a América, un viaje aventurero y arriesgado en busca de fortuna. Todavía no se tenía claro una configuración geográfica del mundo y Colón y compañía llegaron con imposiciones, prácticamente les invadieron, entraron a la fuerza, les hicieron cambiar sus lenguas, su religión, rompieron con su cultura para imponerse y obtener sus riquezas. Todos los imperios actúan así, todo a la fuerza, matando a los que se resistan. A los españoles no los han vendido ese día como una gran victoria, un logro grandísimo haber conquistado todo ese territorio, pero de niños no comprendíamos las consecuencias, solo que España era poderosa y heroíca”
Estefanía Mero, estudiante
"Yo soy una consecuencia de ese día, la belleza del mestizaje. A mi si me parece positivo que celebremos el día de la raza. SI Cristóbal Colón no hubiese llegado a América no existiera tantas mezclas exóticas, más diversidad étnica en el mundo. Ahora si me preguntas por los detalles de las carabelas, el viaje, ni me acuerdo, ni me interesa mucho".
Jordi Jornet, operario
“Para mi no significa nada el día de la hispanidad. No es una fiesta en Cataluña. Que se descubrió América me lo contaron con detalle en el colegio pero no me contaron las barbaridades que se cometieron allí como la destrucción de la cultura autóctona y arquitectónica, así como la imposición de la religión de turno y el idioma de los colonizadores. Una vergüenza. Lo único interesante del día es que no se trabaja, es festivo”.
Laura Trives, teleoperadora
“Para España significó mucho porque conquistó una parte del mundo y obtuvo sus riquezas, porque después cada quien se repartieron lo que encontraron allí deliberadamente. Pero para los colonizados significó una invasión a sus tierras y a su estilo de vida. No me parece un día para celebrar, es un día festivo más, un día para descansar. Lo único positivo que veo del encuentro de los dos mundos, es que compartimos un mismo idioma muy hablado en el mundo y una cultura en común y eso fortalece la cultura iberoamericana”.