Hasta para derrochar
SI hay algo que tienen en común los dictadores caídos además de haber ejercido arbitrariamente el mando y haber vivido como un pachá son sus multimillonarias fortunas amasadas. Y si se hunde el barco, lo primero que hacen es fundir la hucha pública sin piedad, haciendo caso omiso del séptimo y décimo mandamiento de la ley de Dios.
Antecendentes sobran en la historia y si no que se lo pregunten a los ex presidentes de Túnez, Filipinas, Haiti y Nigeria, quienes se han llevado millones de euros de sus países, osea, el pan del pueblo. El último caso es el del ex presidente de Egipto, Hosni Mubarak, quien huyó de su país a paradero desconocido con una fortuna personal por el orden de los 52 mil millones de euros distribuidos en cuentas en Suiza y Gran Bretaña.
Deustche Welle afirma en un artículo firmado por Valeria Risi que Suiza congeló los bienes del dictador egipcio y de su clan media hora después de su derrocamiento. Sin embargo, EEUU y la UE rechazan por ahora cerrar las cuentas de Mubarak hasta que examinen bien la petición de El Cairo, pues según ellos se congelarán sus cuentas únicamente si se comprueban que fueron adquiridos por vías criminales como la malversación de fondos públicos. Mientras se ponen de acuerdo, puede que sea demasiado tarde y los millones sean traspasados a otro titular o se esfumen en dos o tres movimientos.
En Egipto se dice que Mubarak salió del balneario egipcio Sharm El Sheij el mismo 11 de febrero hacia el emirato árabe Sharjah y se encuentra bajo el amparo del Jeque Sultán El al-Qasimi, quien le dió asilo en su palacio al octogenario y su familia.
Retomando los bienes congelados de otros dictadores. Reseñaré el caso de Ben Ali, derrocado el pasado 14 de enero del corriente y afincado en Arabia Saudí. Cada vez que salen a la luz pública más datos de sus bienes acumulados, da más asco. Él y su mujer Laila Trabelsi, tenían propiedades en la Costa Azul, varias mansiones en París, miles de millones de euros en cuentas suizas y 1,5 toneladas de oro, entre otros activos y pasivos. Ya han detenido a 33 familiares del tunecino producto de una gran investigación contra la corrupción emprendida por el gobierno interino del país africano. Y pensar que el padre de Ben Ali era un trabajador portuario que tenia que alimentar a doce hijos; con esto me refiero a su origen humilde. La fortuna del tunecino se encuentra en gran parte en Francia y Suiza, países que ya han anunciado su intención de bloquear sus bienes, pero también mientras tomen medidas puede ser que sea demasiado tarde. Pareciera que lo hicieran a propósito, de pana.
La recuperación del dinero robado a países pobres y en vías de desarrollo es una auténtica hazaña, ya que la burocracia y corrupción lo hacen muy complejo. Otro caso conocido es el de Jean-Claude Duvalier, ex presidente de Haiti que saqueó el 4,5 % del PIB y regresó a su país con la intención de "ayudar" o ésta vez resaquear los fondos de la ayuda internacional ¡descaro total!El haitiano está imputado con cargos de evasión de capitales y corrupción.
Entre 20.000 y 40.000 millones de dólares al año se llevan de las arcas públicas de sus países los gobernantes corruptos, según datos aportados por Iniciativa para la Recuperación de Activos Robados promovido por el Banco Mundial.
Por eso nunca le he dado un céntimo a mis hermanos latinoamericanos ni a mis congéneres africanos desfavorecidos a través de otros, porque caen en manos equivocadas que en nombre de ellos acumulan grandes fortunas personales. Para dar, es mejor darse a los pobres o cerciorarse bien de la credibilidad y la honorabilidad de la ONG que sí ayude de verdad.