El cara a cara del año
El cara a cara y apretón del año entre Donald Trump y Kim Jong-Un ha sido tan surreal que cuesta asimilar la tan cacareada desnuclearización por parte del joven y voluminoso líder norcoreano. Más allá de las formas me huele a populismo, esa insistencia de Trump por darse mucha publicidad y hacerle creer al mundo que él es un tremendo “negociador” y que lo puede hacer hasta con el mismísimo diablo está desproporcionado.
Me pareció que Trump quiso fanfarronear con que eso para él es pan comido o como dicen por estas calles “eso está chupado”. Las negociaciones Estados Unidos-Corea del Norte, tardarán años, según los expertos en la materia.
La China y Japón han manifestado su voluntad de querer participar en el desmantelamiento de ese enorme y enigmático arsenal que posee el coreano para su defensa y eso está por definirse y por verse. Los dos líderes mediáticos estuvieron en la Cumbre de Singapur en un encuentro que duró cinco horas y firmaron un primer acuerdo que tiene cuatro puntos:
a) Restablecen sus relaciones diplomáticas en correspondencia con el deseo de sus pueblos de alcanzar la paz y la prosperidad.
b.) Ambos países aunarán esfuerzos para construir un régimen pacífico y estable en Corea del Norte.
c.) La desnuclearización completa y sin plazos de la península de Corea reafirmado la Declaración Panmunjom del 27 de abril de 2018
d.) Estados Unidos y Corea del Norte se comprometen a recuperar los prisioneros de guerra y desaparecidos, en combate, incluyendo la repatriación inmediata de los identificados.
Ambos países seguirán con las negociaciones y Trump ha vociferado que él le ha dado un número directo a Kim Jong-Un para estar comunicados y abrir el canal de comunicación y la confianza. Según mi punto de vista, un detalle bastante exagerado para entrar en negociaciones con alguien que hasta hace poco era un enemigo de cuidado.
Tengo entendido que eso le compete al Secretario de Estado Mike Pompeo con un alto cargo de Corea que hasta ahora no se sabe quién será. Kim ha dicho “dejamos el pasado atrás” y “el mundo verá un cambio importante”. En este proceso si cabe el dicho “Ver para creer” y yo le añadiría “contrastar con árbitros neutrales para la mayor transparencia”.
Estados Unidos no da puntada sin dedal y a veces pienso que Trump lo quiere todo, teta, sopa, esas armas y la tecnología. Según el experto del RSIS, Graham Ong-Webb, Corea del Norte podría dar como señal de confianza el desmantelamiento de sus misiles intercontinentales con capacidades nucleares que probó el año pasado: Hwasong-14 y Hwasong-15 pero no todo a corto plazo. Acuérdense que el programa Nuclear de Corea del Norte tiene 40 años de desarrollo hermético envuelto en el misterio. De hecho, el 25 de mayo se llevaron a cabo explosiones controladas en el complejo de Punggye-ri en presencia de periodista, pero Graham insinuó que las entradas de los túneles pueden ser reabiertas fácilmente.
Está claro que los analistas y expertos en el tema Corea quieren hechos palpables. Para el experto en Corea del Norte, Hoo Chiew-Ping, de la Universidad Nacional de Malasia sería una gran noticia que Kim le permita a científicos y a inspectores nucleares del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) mirar las instalaciones atómicas de Yongbyon, el primer emplazamiento tipo bélico y que emplaza el reactor nuclear de tipo Magnox de 50 MWe, es decir, unas puertas abiertas en toda regla, un Open Day señoras y señores.
Sin embargo, Trump no dio detalles de las concesiones a Kim Jong Un y por eso está siendo muy criticado, no solo por unas concesiones al régimen con escasos en detalles, sino por alabar tanto al dictador, al que por cierto invitó a la Casa Blanca y éste aceptó y le retornó la invitación a Pyongyang. Los analistas están sedientos por mirar con detalle la hoja de ruta, cronogramas, detalles de la verificación, lo que hace que esta Cumbre de Singapur adquiera un carácter aspiracional. En la prensa estadounidense se lee que Estados Unidos no gana mucho con este encuentro, pues no se puede verificar de momento y no se sabe a ciencia cierta que fue lo que pidió Kim Jong Un a cambio para ablandarse. La única concesión como garantía de seguridad que le dio Trump a Kim ha sido poner fin a los ejercicios militares con Corea del Sur (simulacro de guerra). Veremos cómo se digiere esto, muchos ya no están de acuerdo ni lo estarán.
Conclusión, más allá de la Cumbre, Trump se dio bomba con este encuentro con el dictador coreano asegurando que la desnuclearización va por buen camino pero no explicó el cómo, dejando cabos sueltos criticables tanto en el bando de los demócratas y conservadores y del mundo entero.