Soy un venezolano bastante jodido en su país. En teoría, me debería importar un bledo un personaje de la política regional española. Pero leo con frecuencia portales de España, quizás para seguir sintiendo que formo parte de un mundo, y desde 2019 nunca me ha resultado indiferente
Isabel Díaz Ayuso (
Partido Popular), que dio una paliza electoral ayer para mantenerse al frente de la Comunidad de Madrid.
Con frecuencia se dice que es una tipa básica. Y populista. Y una "marioneta" de líderes masculinos (típico menosprecio a una mujer en política).
Creo que tiene al menos varias virtudes: es lanzada. Es audaz. Tiene salidas y ocurrencias frecuentemente impredecibles, por ejemplo, hacer una cuña trotando durante la campaña. Se las arregló para sacarse de la manga unas elecciones y diseñarlas a su medida, imponer una agenda y darle en la madre a PSOE, Podemos y de cierta manera a la ultraderecha de Vox (aunque muchos la asocien a la extrema derecha), en un momento en que el PP parecía acabado. Impuso un eslogan insólito y probablemente muy vago: la palabra "Libertad". Y al final le funcionó. En algún momento sugirió algo así como que los madrileños eran gente tan libre que podían tener una pareja y luego no verle más nunca la cara. La llamaron "la dama de las tabernas" por elogiar la vida nocturna de Madrid. Con todos los errores que pudo haber cometido Díaz Ayuso en 2020, coincido con ella en que una pandemia no nos debería arrebatar por completo la libertad o la vida social.
Políticamente me considero cercano a la centroderecha. Aunque estoy consciente en que no sé si la derecha resuelve el problema de que la mayoría de la gente es pobre. Trato de no casarme con nadie. Veo este triunfo del PP con un optimismo muy cauto. Quizás pueda introducir dinámicas nuevas en un país sentimentalmente muy cercano a Venezuela. O empeorarlas y radicalizarlas. Quiero pensar que no.
Finalmente: no sé si este tipo de comentarios son ya aceptables en política en 2021. Pero la gente nos entra inicialmente por la vista. Me es imposible obviar la presencia física de Díaz Ayuso, sus ojos llorosos, sus arrebatos de teatralidad, sus insólitas sesiones para algunas revistas, el cinturón dorado tipo Wonder Woman que lució anoche. Se me hace una tipa gua-pí-si-maaaa, como diría Luz Elena Carrascosa
Isabel: yo también me enamoré de ti.