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Purificando pensamientos y nutriendo el espíritu

Purificando pensamientos y nutriendo el espíritu

Este fin de semana estuvo bastante zen en mi nido. Acallé mi mente, me conecte con mi corazón y mi centro. Leí libros inspiradores como La Biblia, extractos del libro "En búsqueda de la felicidad", de Matthieu Ricard, el hombre más feliz del mundo según la ciencia y "La dieta mental de los siete días" por Emmet Fox. Realmente purifiqué mis pensamientos, me desconecté de mi vida cotidiana para alimentar con pequeñas dosis lo esencial: Mi espíritu.

 

Repasé términos intangibles como la Felicidad Interna Bruta, propuesta por el Rey Jigme Singye Wangshuck, de la lejana Bután en 1972 y que se diferencia del PIB porque mide cualitativamente el bienestar material y espiritual de un pueblo y pone en práctica cuatro pilares para lograr la felicidad nacional: el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y la instalación de un buen gobierno. Además, leí varios testimonios de personas que opinaban acerca del por qué no somos felices desde sus propias ópticas y experiencias personales, todos sin desperdicio.

 

Reflexioné sobre cifras espeluznantes de suicidios, de la venta de pastillitas para la ansiedad y la depresión, algo tan común en el primer mundo como un dolor de cabeza. La prestigiosa revista de medicina británica The Lancet publicó el año pasado un estudio realizado por los Centros de Investigación sobre el Suicidio de las universidades de Oxford (Reino Unido) y de Gand (Bélgica) que afirmaban que un millón de seres humanos se quitan la vida cada año. Mientras que a juicio de la Organización Mundial de la Salud, por lo menos 15 millones lo intentan sin conseguirlo.

 

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Mattieu Ricard

De todo lo que pude leer me quedo con pedacitos de las propuestas de Martín Seligman, impulsor de la psicología positiva donde nos invita a ejercitar el músculo de la conciencia y el músculo de la aceptación con el fin de dejar gradualmente la lucha y el entrar en conflicto con los que nos sucede, con la finalidad de preservar un estado de paz interior por más tiempo o por lo menos hacer el intento.

 

Me quedo también con los consejos de Ricard; su vida y obra realmente inspiran. Él dice que la felicidad "es la ausencia de conflictos, sufrimientos y luchas". Afirma que el bienestar profundo no tiene nada que ver con los planes que hacemos y las cosas que poseemos, sino que está dentro de nosotros mismo, "la clave es encontrarla meditando y relajando la mente". 

 

Imagínese usted los budistas piensan que por cada apego, un sufrimiento. Y el ego hace desastre en nuestras vidas, porque nos hace ser controladores de nuestra propia realidad. Yo por eso aspiro que mi ego se muera lentamente de inanición, me gustaría dejarlo de alimentar, tarea titánica, pero no imposible. Me encantaría encontrarme con el monje budista y preguntarle también que opina sobre las bases de El Secreto y la Ley de la atracción como nos las pintan desde una óptica materialista. 

 

Me ha caído estupendo barrer los rincones oscuros de mi mente, hacer esa limpieza mental y espiritual que todos necesitamos y renovar energías que tanto malgastamos en cosas inútiles, al estar distraídos. A entrenar pues la mente para encontrar la felicidad que está dentro de cada ser humano y es un derecho de nacimiento. Los expertos aconsejan la meditación, la oración, la práctica de la compasión y el altruismo.

A tu salud!