Nicodemo era un rico judío, fariseo, muy educado, maestro en el antiguo Israel y miembro del Sanedrín (Asamblea de sabios), quién sostuvo una noche un profundo e interesante diálogo con Jesucristo, según el capítulo 3 del evangelio de Juan.
Era apreciado por los seguidores de Cristo, porque representaba al judío instruído en la LEY (Torá) que reconoce en Jesús al Mésias y se hace díscipulo de éste.
"Rabí, sabemos que has venido como maestro de parte de Dios; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios no está con él" dice Nicodemo a Jesús en Juan 3:2. Te invito a leer el capítulo entero para que disfrutes del resto de la conversación.
Claramente, Nicodemo se intrigaba de los milagros que Jesucristo hacía en ese antiguo pueblo que le tocó vivir. Iba de noche a buscar a Jesús de Nazaret para indagar de dónde provenía y que poder usaba, pues él aun siendo "sabio" lo tenía anonadado.
Jesucristo lo esperó con la siguiente respuesta "De cierto, de cierto te digo el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los Cielos". Nicodemo quedó más confundido que cuándo llegó, pues no entendía la forma de hablar del rabí sin estudios y le preguntó Cómo puede hacerse esto?. Cristo Jesús, a su vez, se sorprendió al ver que un maestro en Israel con título no entiende el discurso sobre el renacer en el Espíritu (Interpretación espiritual), le dijo:"Eres maestro de Israel y no sabes esto?", luego le explicó con detalle.
Al final, Nicodemo sigue al Señor Jesucristo, le defendió de sus compañeros y a la hora de sepultar a Jesús, colaboró con 100 libras de mirra y aloe para el embalsamiento según la costumbre judía. (Juan 19:39)
La morajela según mi humilde punto de vista de saber quién fue Nicodemo, es que el Señor Jesucristo, el personaje más importante del mundo occidental, la figura central del Cristianismo, fue tan democrático al expresar su Buena Nueva (Nuevo Testamento) a todos los que habitaban Galilea, Judea, Jesuralén y adyacencias, que nadie dos años mil años después puede decir que no conoce ni comprende cual fue la doctrina que predicó Jesús a sus creyentes y no creyentes. Vino a divulgar su mensaje a todos por igual, a ricos, a pobres, a sabios, a incultos, a judíos, a gentiles, a samaritanos, curó a todo el que tuviera fe. Hizo milagros que maravillaron a los judíos de su época y emitió su mensaje a todo el que lo quiso escuchar y seguirlo libremente, porque tenemos libre albedrío para decidir a quien queremos seguir, asimilar su mensaje y tratar de practicarlo.
Bienaventurados los que no vieron, y creyeron, le dice Jesús a Tomás. Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por todos los siglos (Hebreos 13:8) Debemos reflexionar sobre estas líneas y comprender el mensaje espiritual que encierra y que puede nutrir nuestra alma-espíritu como cristianos o aspirantes a ser verdaderos cristianos.
Nicodemo, un sabio al estilo del mundo (que en su mayoría están impregnados de vanidad de pies a cabeza) se interesó en escudriñar el mensaje de Jesús de Nazaret, el hijo de un carpintero de la zona y se conmovió tanto y decidió seguirlo pese al que dirán dentro del Sanedrín, cómo lo hizo otro rico de la época José de Arimatea, que se postraron y se convirtieron en sus díscipulos y dieron testimonio de eso a un pueblo donde aún hoy en día no reconocen la divinidad de Jesús de Nazaret.
La autoridad de Jesucristo, movido por el Espíritu Santo, tocó todo tipo de corazones y espíritus, sin distinción de razas y credos, y lo hará eternamente. Amén. Feliz miércoles de bendición!